Tuesday, April 29, 2008

Anecdotas del mundo del ajedrez!!!

El campeón del mundo Steinitz jugaba en un café apostando con otras personas. Un jugador mediocre de ajedrez iba todos los días a retarlo, aunque siempre perdía. Esto representaba un ingreso fijo para Steinitz. Un día, un amigo del campeón le dijo que dejara ganar a su "cliente" de vez en cuando para que no se desanimara y continuara retándolo y pagándole. Steinitz siguió el consejo: comenzó con una mala apertura, sacó a la dama prematuamente y después de unas jugadas su adversario le capturó la dama por lo que Steinitz abandonó. Su adversario exclamó "¡Por fin he conseguido mi objetivo, he derrotado al gran Steinitz!". Después de eso nunca volvió a retarlo.

Vaya consejito del amigo, le jodio el negocio!!!

Un anécdota del Gran Maestro Julio Granda (orgullo del Perú):

Un día se puso a jugar a ciegas contra un GM ruso muy amigo suyo. Luego de 25 jugadas las negras abandonan. Granda, que jugaba con blancas, le pregunta a su amigo el por qué de su decisión, si la posición de las negras era sostenible. El GM ruso le muestra una serie de combinaciones que había calculado. Granda, sin chistar, las refuta... a ciegas!!! una por una.

Meses después, Granda se enfrenta a su amigo ruso con el cual, luego de 25 movimientos, llega a la misma posición, pero con la diferencia que esta vez él tenía las piezas negras.

Su amigo, el GM ruso, le ofrece tablas. Granda rehusa el ofrecimiento, y luego de una serie de movimientos forzados, derrota a su amigo ruso. Sorprendido, el gran maestro ruso le pregunta a Granda ¿Esa variante no la vimos en la partida a ciegas, verdad? y Granda le contesta ¿no la vimos? ... ¡No la viste!

Una del gran Mihail Tahl. En unas olimpiadas estaba el equipo peruano pimponeando (blitz - partidas rapidas) hasta que llego Tahl cargado de cosas a la villa olímpica y viendo que el equipo peruano estaba jugando el ajedrez relámpago les dijo "ahora regreso, voy a dejar estas cosas y vuelvo para jugar". Apenas se fue Tahl el equipo peruano desapareció, cuando regresó Tahl a jugar, no encontró a nadie, pues es bien sabido la fama del gran Tahl en el blitz. (No jugaria Fujimori en el equipo peruano?)

En unas simultáneas, Fischer ganó la dama a su rival, y éste volvió a ponerla en el tablero al irse el americano. Continuó el juego normalmente y el hombre se vanagloriaba ante los espectadores de que el genio no se había dado cuenta. Siete jugadas más tarde, Fischer volvió a ganarle la dama, y esta vez se la metió en el bolsillo y se la llevó, sin mediar palabra.

(...Hombre de pocas palabras...)

Cuenta la leyenda que hace ya muchos años, el todopoderoso Capablanca jugó con un experto ajedrecista de Nueva York. Olvidando momentáneamente que era invencible, Capablanca perdió. Ante este imprevisto resultado, los espectadores se quedaron asombrados. ¿Como un campeón del mundo había perdido contra un jugador muy inferior a él? - ¿Cuántas jugadas puede usted preveer sobre el tablero?, le preguntó un aficionado a Capablanca. - Al menos diez, respondió el campeón del mundo. - ¿Y cuántas jugadas puede usted pensar por adelantado?, le preguntaron al ganador de este particular encuentro. Y él replicó: - Sólo una. - Aquí hay una confusión: ¿cómo un jugador que sólo puede pensar por adelantado una sola jugada, derrota a otro que puede pensar diez? Entonces el vencedor explicó: -Yo pienso una sola jugada, ¡pero es siempre la mejor!

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