Seres del Planeta Apu (Los Apus)
Hace apenas veinte mil años más o menos, el planeta Tierra presentaba tres importantes continentes: Mu al occidente, Atlantis al oriente y al centro el hoy conocido América, el mismo que era angosto y sus extremos se extendían de polo a polo. Estos estaban poblados por los seres humanos que recientemente habían dejado de ser “hombres”, como consecuencia de un desacato a ciertas leyes emanadas del profundo Wiraccocha, esto es en buen romance del centro de la Galaxia , que naturalmente está sujeta a las grandes leyes del Universo, y cuya consecuencia es la retroevolución que viene durando hasta nuestros días aun. Al haber transgredido entonces ciertas leyes fundamentales del Universo, los hombres de entonces perdieron ciertas facultades con las que habían sido fomentados desde los planos de vibración atómica y molecular mucho más veloces. En consecuencia, y al haberse quedado solamente con cinco sentidos y con uso limitado a su condición externa, se vieron en el más triste desamparo. Entonces fue que vinieron tres delegaciones de los exteriores, decimos mejor, de las profundidades mismas del Wiraccocha, de la galaxia Vía Láctea. Sí, vinieron de tres mundos distintos y pertenecientes a soles muy distantes el uno del otro. Sistemas solares que se encuentran a muchísimos años luz de nuestro sol, también llamado Inti.
En uno de los más de cien mil millones de sistemas solares que existen en nuestra modestísima y pequeñísima galaxia llamada desde antiguo con el nombre de Vía Láctea, orbita en torno a su sol un mundo llamado “L”, tal como se pronuncia la fonética (no el nombre Ele), sino el sonido de esta letra, la fonética como se le expresa, así de simple. En otro sistema solar distante, pero dentro de nuestra misma galaxia, existe un mundo llamado Poseidón. Así mismo, en otro sistema solar de nuestra misma Vía Láctea, otro mundo gira en torno de su sol, y se llama Apu
Nos remitimos una vez más al pasado y nos situamos en el planeta Tierra hace un poco más de veinte mil años. Entonces veremos que nuestro mundo estaba poblado por una humanidad dispersa, difuminada. Los seres que habían dejado de ser “hombres”, a causa de su trasgresión aquella, habían dejado escapar y no pudieron retener los dos más sensoriales de sus siete sentidos: La “Telepatía” y la “Premonición”. De manera que al perder los dos más importantes sentidos y haberse quedado con sólo cinco y con alcances limitados únicamente a lo exterior del ser, vivían en desorden, en confusión, al garete. Cada pareja de hombres se convirtió en pareja de varón y mujer, pero exentos de la condición de “hombre”. Gozaban del flamante pensamiento, pero a su vez con las facultades disminuidas por los efectos de la ruptura de la lealtad a los mandamientos del Universo mediante sus leyes de “no servirse de los frutos de la Ciencia ”, que era y es competencia exclusiva de las fuerzas infinitas del Universo entero. La ciencia Perfecta, manejada únicamente por alguien con esa condición: alguien “PERFECTO”. Se colocaron en un plano intermedio entre el “Humanoide” que fuera hasta antes de recibir el don del Pensamiento y “Hombre”, que acababa de sucumbir en la tentación de emular al creador mismo de todo el Universo. Se puso en un plano intermedio, que viene a ser el “Humano”. Un ser con pensamiento pero totalmente dependiente de los frutos de la ciencia que con sus limitaciones la produce. Vivían de forma independiente, un segmento de esta población arruinada en su condición se dedicó al cultivo de ciertas semillas que aprendió a reconocer como productivas y rompiendo el suelo “con el sudor de su frente” (tal la sentencia que consiguió de su tropiezo), hicieron producir el sustento y su alimento diario. El otro segmento aprendió a domesticar ciertos animales que vieron propicios para criarlos y así lo hicieron, apacentándolos en rebaños para engordarlos y luego servirse de ellos. Pero en ambos bandos existía el individualismo. Es entonces que desde los fondos del Universo llegó a la “Confederación de los rectores de la Galaxia ”, la disposición de que vinieran tres delegaciones de guías, de tres mundos distintos, los mismos que ya hemos referido líneas atrás.
Las tres delegaciones vinieron usando sus naves, últimamente también llamadas Objetos Voladores No Identificados (OVNI) y asi mismo, hace tres mil años “carros de fuego venidos de las estrellas”. La del mundo “L” descendió en el continente de “Mu”, en lo que hoy día es el océano Pacífico. La de “Poseidón” aterrizó en el continente “Atlantis”, en lo que hoy es el océano Atlántico, y la del mundo “Apu” asentó su nave en el continente que hoy vivimos y llamamos América. Estas tres delegaciones de seres pertenecientes a otro nivel de vibración atómica en su estructura, fueron consideradas por muchas civilizaciones como los dioses que descendieron de los cielos y convivieron con los seres humanos y luego de un tiempo retornaron a los cielos de donde vinieron. Sí pues, tanto así como los Ls, los Poseidons y los Apus, cumplieron con sus misiones, la de enseñar a los seres humanos a vivir en sociedades, en forma colectiva y mancomunada, para cuyo propósito les impartieron normas de comportamiento, principios y leyes a las que deberían someterse para lograr la armonía de una vida en común; incluso les dejaron construyendo sus moradas y sus grandiosos templos, como en el caso de los Apus, los recintos que hoy llamamos Sacsayhuamán, que no es otra cosa que la puerta de entrada a los recintos subterráneos de la “Morada de los Apus”, Estos, en número de veinticinco ancianos escogidos por los mismos apus llegados del firmamento, y adentrados en la sabiduría con la que regirían los destinos de este su continente, que desde entonces se denominó EL CONTINENTE DE LOS APUS.
Visto en : Abriendo Etapas
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